Redacción

Cada vez se confirma la falta de congruencia y camaradería por parte de algunos diputados y diputadas emanadas del partido de “La Esperanza de México” y que lejos de hacer honor a su eslogan, dejan mal parada a la 4T frente a la población oaxaqueña.

Y es que más de un militante del partido de AMLO y ciudadano que todavía tiene puesta la esperanza en este nuevo gobierno, quedó desencantado por las señales que los y las diputadas federales dieron durante su informe de Actividades Legislativas el pasado fin de semana.

Un mensaje claro y contundente fue colocar en su mesa de honor, o más bien “deshonor”, a quien representa la máxima expresión de corrupción en la entidad oaxaqueña, al gobernador del Estado de Oaxaca Alejandro Murat Hinojosa, a quien por cierto, el Partido Morena impugnó tras su triunfo en el 2016 pero sin resultar favorecido, pero ahora, las cosas cambian.

Parece absurdo que los representantes populares que juraron, al tomar protesta en la máxima tribuna del país, que no traicionarían al pueblo, hoy premien al responsable de centenas de muertes violentas de mujeres en Oaxaca, a quien no hizo su tarea de contener la violencia que impera en el país y que hoy ya se extendió como plaga y pudre poco a poco las regiones del Estado.

El mensaje fue claro, mientras en segundo plano, ahí abajo como simples invitados se encontraban los camaradas de Morena electos por mayoría de votos, como lo fueron Diputados Locales, prefirieron subir al gobernador priísta de Oaxaca, como para catapultarlo o mandar el mensaje de que la estirpe de los Murat, con todo y eso del combaten a la corrupción e impunidad, es intocable, pese a que los últimos informes de la Auditoría Superior de la Federación revelan un manejo de recursos no tan adecuados.

En Oaxaca, los mensajes otorgados por los y las legisladoras federales de Morena, no son los más sensatos y lejos de reforzar la confianza en la 4T, despierta dudas y llega a cuestionar si la decisión de una mayoría tomada el pasado uno de julio de 2018, fue la correcta y no hay de que arrepentirse.